8.5.08

La luna

(Música. Un ser femenino ataviado con cortinas de voile blanco en capas superpuestas, ojos y rostro salpicados de brillo, boca roja chorreando obscenidad, y el cabello de un hombre medio calvo, baila entre el público, luego sigue arriba, en el escenario, hasta terminar la danza exagerada junto con el final del tema musical. Queda el ser en el piso, dormido, y de pronto se despierta como de un sueño, se pone de pie y habla).

¡Aaaaahh! ¡Qué manera de apolillar!
¡He dormido como una vaca sobre los abrojos!
¡Aaaaahh!
¡Qué picor de cajeta!
¡He tenido un sueño maravilloso!
¡No había nada!
En el sueño…
Nada… nada…
Todo era…
como un enorme sorete
marrón de nada… nada.
Era el Caos
y de pronto… de ese caos
surgió una Diosa
completamente desnuda
y completamente violeta
con unas tetas así de grandes,
con unos pezones como platos de postre de Gulliver.
Eurínome
se llamaba la diosa.
Eurínome, la diosa de todas las cosas.
Y Eurínome
surgió del caos
con tantas ganas de bailar
pero tantas ganas de bailar
que cuando vio que no había nada,
porque no había nada,
en donde apoyar sus piececillos violáceos
para danzar
entonces agarró e hizo jjjjjjj,
rasgó un cacho de nada
y creó el firmamento
y después agarró e hizo jjjjjjj,
rasgó otro cacho de nada
y creó las olas,
unas olas magníficas,
gigantes,
monumentales, estreptocóideas,
todas duras, trabajadas, cinceladas,
niqueladas,
todas marmoladas
hacia arriba… así…
todas negras, violetas, azules…
anaranjadas,
de todos los colores
hasta unas puntas
terminadas en unas puntas
de espuma,
unas puntas blancas,
más blancas que la blanca
y después de las puntas
unas pelotonas blancas de espuma
así de grandes
y después de las pelotas
sobre las pelotas
toda una ristra
de colibríes fosforescentes.
En cuanto vio que tenía dónde
apoyar sus piececillos,
entonces ella se puso a bailar
y bailada Eurínome
la conchuda
y bailaba lai-la-ra-la-lá,
bailoteaba la hija de mil puta,
dale que te dale
y daba una pirueta para adelante
y un mortal para atrás
y correteaba en dirección al Noreste
y después para allá
y miraba al Sudeste
y se cagaba en el Oeste
y corría y corría
y hacía mohínes,
piruetines, piruetecas,
y tanto, pero tanto, tanto,
bailó en dirección hacia el Sur
que en el Norte
se provocó un remolino gigante,
una especie de centrifugado
de película de Spielberg
con rayos y centellas,
como un cagadero al revés.
Entonces en cuanto Eurínome,
la diosa de todas las cosas,
vio la porquería que había creado
con su bailar
agarró y se dio vuelta
como una diosa
y dijo… y esto… ¿qué es?
Y agarró el centrifugado
con las dos manos
y empezó a frotarlo
al remolino
y lo frotó… y frotó…
a esa espiral luminosa…
y frotó… tanto, pero tanto frotó…
y frotó…
que de allí surgió
un viborón de este porte
cono unos ojos salidos para afuera así,
con unas pupilas hacia delante
que terminaban en dos guindas azules.
Orión se llamaba el viborón
y en cuanto Orión, el viborón,
vio a Eurínome,
la bailarina conchuda,
dijo yo a ésta me la volteo
y dicho y hecho
se la volteó…
Fue así como Eurínome
quedó encinta,
preñadita.
Se transformó entonces Eurínome
en una palomita blanca
chiquitita
con unas plumitas
que el viento… pfff
las movía.
Entonces se puso a empollar
Eurínome… sobre las olas
unos olones gigantes
y se posé sobre la ola gigante
y la ola la agarraba
y la tiraba… ¡¡pfffaaa!!
y caía sobre la otra ola
y la otra ola la agarraba
y la sarangoteaba toda
y ¡¡¡PFFFAAA!!
En un momento se la encajó
la punta de una ola
en el medio del ojete
y al cabo de 7.777 milenios
puso el huevo universal.
Cuando vio esa porquería
que había puesto
dijo, y esto… ¿qué es?
Un huevo de tamaño Sideral
pero de decir ¡mirá qué huevo!
Un huevo de color tornasolé
todo con incrustaciones
de nácar
y de huesos de mamut
y de dientes de Grondona.
Y bueno… entonces
y al rato le dijo al otro,
al Orión, el viborón,
¡ocupate vos también
que tuviste bastante que ver con esto!
Entonces el viborón
se enroscó siete veces en el huevo
y al cabo de otros 7.777 milenios
el huevo hizo jjjjjjj
se partió en dos
y de allí surgieron
todas las cosas
habidas y por haber:
Marte, Neptuno, Plutón,
Saturno, Júpiter,
la vía Láctea,
como lechazos de guasca de Dios,
los agujeros negros,
y además
surgió esa pelotita
pelotuda y celeste
que es la Tierra
con sus mares, sus montañas,
las Sierras de Tandilla,
la Plaza Miserere
y además… esa capa…
esa pátina
graciosa y grasosa
que hay sobre la Tierra
que son los mortales…
¡Qué ganas de garcharme un mortal
que me dieron!
¡Bajaré a garcharme un mortal!

(Baja y camina por entre los espectadores)

¡Qué olor a mortal que hay acá!
¡Qué asco!
¡Este está fuerte!

(Le habla a un espectador)

¡Vamos a garchar!
¡Encajala!

(Se sienta sobre sus faldas)

En ese agujero no, picarón,
en el otro…
¡Ahhh! ¡Movete!
¡Juguetea más con el clíptorex!
¡Cambiemos de posición”
¡Chupame el busto!
¡Sí! ¡Sí!
¡Voy a acabar!
¡Oíd mortales el grito sagrado!
¡¡¡AAAaaaaahhh!!!
¡Gracias por garcharme así!

(Cuando está volviendo al escenario)

Me preñaste…,
¡estoy completamente embarazada!
¡Y de un mortal!
¡Voy a parir!
¡Estoy a punto de parir!
¡Aaaahhh!

(Empieza a sonar “Las Valkirias” de Wagner)

¡Voy a parir!

(Se hincha en el escenario. Puja. Resopla y pare sacando trapos rojos de su entrepierna al compás de los gritos de la cantante, al final saca un envoltorio como de panadería, incluso con atadura de cintita con moño y todo. Queda exhausta mirando lo que acaba de parir)

La placenta…

(Desata, abre el paquete, y se descubre un típico pebete de jamón y queso)

Un pebetito… (Lo revisa)
… no tiene mayonesa…
…. ¡Ja! ¡Las orejitas que tiene!
La misma cara del padre…
¡y habla! (Lo acerca a su oído)
¡Dice que va a ser un gran hombre!
¡Dice que va a tener un Renault Fuego
y la casa en el country club!

(Pausa. Se emociona)

Naciste para alimento de la luna
… tu madre.
(Le pega un mordisco. Cambia la luz. Queda un cenital sobre ella. Empieza triste música de violín.
Todo se va apagando despacio mientras ella se bambolea, come, mastica, y llora, hasta el apagón)
*
[alejandro urdapilleta. Monólogo estrenado en el Parakultural en 1986 y más tarde incluido en diversos espectáculos]

La paralítica

¡Sí, es verdad! ¡Sí, es verdad! ¡Es verdad, oficial! Sí, sí, sí, yo la maté. Pero es que me tenía harta, ella era mala, pérfida, ladina, ponzoñosa. Y me cansé de sus ojos de mosquita muerta. Y de que se hiciera la paralítica. Porque ella no podía moverse, es cierto, ahí están los certificados de los dotores, pero no era como para poner ojos de paralítica, ella se regodeaba de su tragedia y yo le decía paralítica de mierda y el tiraba el caldo con cabello de ángel, hirviendo se lo tiraba en la cabeza porque no soportaba sus piernas fláccidas y el olor de paralítica y la mentalidad de discapacitada y sobre todo que no había tenido la culpa de que se subiera al andamio en la obra en construcción en el Chaco, cuando yo era bailarina, más que la Belfiore, que me fui al monoblock en construcción atrás del obrero paraguayo y ella, como buena madre hija de puta que era, me persiguió para espiarme y se cayó del andamio, porque yo en esa época, tomaba cañita Legui, sí, y después licor Ocho Hermanos, que no hay nada más dañino que eso, y un día me preguntó por el hámster y yo no le entendía porque decía lmmmmm jjjmmmúmmmter desde la silla de ruedas, en el patio de atrás, mientras yo colgaba los pañales de su incontinencia todos percudidos lmmmmm jjjmmmúmmmter ¿¡el hámster!?, le dije, ¿¡sabés lo que le hice a tu hámster!? ¡Lo desollé vivo! Y ahora está enterrado abajo de tu cama.
¡¡¡Lmmmmm jjjmmmúmmmter!!! ¡Hablá bien gangosa de mierda!, le decía yo, oficial, porque ella me lo hacía a propósito para cagarme porque yo era bailarina y peluquera y me debía a mi arte, ¡sí!, ¡la maté, oficial! ¡Y no sabé qué liberación! Puse un disco de Richard Clayderman
el claro de luna
y bailé como la llama
de una vela
en un velorio.

[Monólogo de alejandro urdapilleta basado en un texto teatral escrito para el Parakultural y representado por Batato. La versión corresponde al texto radiofónico leído en La Alfombra (1989) Radio Alfa del barrio de Belgrano, luego publicada en Vagones Transportan Humo]